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Evangelio 28 Junio | Te seguiré a dónde vayas

RESUMEN DEL EVANGELIO, LUNES 28 DE JUNIO

SAN IRENEO: fue obispo de la ciudad de Lyon a finales del siglo II. Considerado como el más importante adversario del gnosticismo, que decía que la salvación no venía de Cristo, sino del conocimiento de cada uno. Su obra principal es Contra las herejías.

Mateo 8, 18-22: Exigencias para los que sigan a Jesús más de cerca. ¿Qué pide?

1. Primero las renuncias:
a) Pide que no esperen ventajas materiales, pues él “no tiene dónde reclinar la cabeza”. Jesús sigue una vida de peregrino, de apóstol itinerante, desarraigado y pobre. ¿Estarán dispuestos a esta renuncia?
b) Pide radicalidad y prontitud, es decir, obediencia: “Tú sígueme y deja que los muertos entierren a sus muertos”. No es desprecio a la familia, pues esto sería inhumano y cruel, sino despredimiento para seguir a Cristo y su nuevo proyecto apostólico. ¿Estarán dispuestos a esta renuncia? Cristo tuvo que dejar también a su madre para dedicarse a su misión y camina por los pueblos, sin establecerse en ninguno.
2. Segundo, ¿qué nos dará a cambio? Ya sabemos que él nos promete su compañía, su gracia, su aliento, aquí en esta tierra. Y después, la vida eterna. Él es el tesoro, por el que tenemos que dejar y vender todo. Cristo no quita nada, y nos da todo. Y si algo quita es el pecado. Esto es lo que tenemos que pensar hoy. Cuando uno lee la vida de los santos, por una parte percibe que les costó mucho el seguir a Cristo, pero también, que fueron felices interiormente siguiendo las huellas de Jesús.
3. No a todos invita a esta renuncia radical de los bienes. A lo que sí invita a todos es a renunciar a la esclavitud del ídolo dinero, que lleva a muchos a compartir su culto con el de Dios. Y también nos invita a compartir los bienes con los necesitados.

Recemos hoy especialmente por esos chicos y chicas a quienes Jesús está llamando a una entrega total, desprendida y absoluta, para que sean generosos a esa vocación. Pidamos para que los papás apoyen la vocación de sus hijos, pues es un honor y un privilegio el que Dios llame a uno de sus hijos a seguirle de cerca con una consagración total y absoluta. La Iglesia necesita vocaciones, gente que se consagre a Cristo en cuerpo y alma, para ayudarle a llevar el evangelio de la salvación. Y recen, por favor, por quienes ya nos hemos consagrado a Él para que sigamos fieles a nuestra vocación y no nos rindamos. Les mando a cada uno la bendición de Dios, P. Antonio Rivero, L.C.