MARTES 28 DE JULIO.
RESUMEN DEL EVANGELIO, MARTES 28 DE JULIO
MATEO 13, 36-43: En aquel tiempo, Jesús despidió a la multitud y se fue a casa. Y se le acercaron sus discípulos diciendo: «Explícanos la parábola de la cizaña del campo». Él respondió: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del Reino; la cizaña son los hijos del Maligno; el enemigo que la sembró es el Diablo; la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.
»De la misma manera, pues, que se recoge la cizaña y se la quema en el fuego, así será al fin del mundo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, que recogerán de su Reino todos los escándalos y a los obradores de iniquidad, y los arrojarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga».
_______________________________
MI COMENTARIO
En esta explicación que nos da Cristo se esconden las grandes verdades eternas, que son de ayer, de hoy y de siempre.
1. Primera verdad: En la vida, Dios va sembrando buena semilla en nuestro corazón en la lectura de la Sagrada Escritura, en la vivencia de los sacramentos. Pero también el demonio siembra la cizaña con malos pensamientos y deseos. Por eso tenemos que vigilar y orar para que sólo hagamos caso a la buena semilla de Dios.
2. Segunda verdad: moriremos. La muerte es un paso necesario que nos vendrá tarde o temprano. No debemos tener miedo. Por eso, preparémonos llevando una vida digna y recta.
3. Tercera verdad: seremos juzgados cada uno según nuestras obras. Ahí es el momento de ver cuánto tenemos de buena semilla y cuánto de cizaña.
4. Cuarta verdad: habrá un premio -el cielo- y un castigo -el infierno-. Aunque haya quienes no creen en esto, se enterarán al final de su vida. El cielo es el destino que Dios ha preparado a quienes cumplan sus mandamientos. El infierno es la autoexclusión de Dios que algunos hicieron en su vida, tristemente. En el cielo, contemplaremos a Dios cara a cara y nos amaremos todos. En el infierno sólo se sufre y habrá llanto y crujir de dientes. Tristemente.
Pensemos hoy en esto, amigos. Meditar en estas verdades nos hace sensatos y mirar la vida con los ojos de Dios. Que la Virgen Santísima interceda por nosotros. Recemos hoy de manera especial un Avemaría: “Ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén”. Les mando a cada uno la bendición de Dios, P. Antonio Rivero, L.C.