RESUMEN DEL EVANGELIO, MIÉRCOLES 25 DE AGOSTO
Memoria de san Luis IX, rey de Francia en el siglo XIII.
San José de Calasanz, español, fundador de los escolapios, siglo XVI
SAN LUIS IX, REY DE FRANCIA . Patrono de la Orden Franciscana Seglar. Nació en Poissy (Isla de Francia) el año 1214. Hijo de Luis VIII y de Blanca de Castilla, era primo hermano de Fernando III el Santo y tío del obispo san Luis de Anjou. A los 12 años sucedió en el trono a su padre y a los 20 contrajo matrimonio, del que tuvo once hijos, a los que se preocupó personalmente de dar una educación esmerada. Descolló por su espíritu de penitencia y oración, y por su amor a los pobres. Como gobernante no sólo atendía a la paz entre las naciones y al bien temporal de sus súbditos, sino también a su provecho espiritual. Emprendió dos cruzadas para rescatar el sepulcro de Cristo y, en la segunda, sucumbió a la epidemia cerca de Cartago (Túnez) el 25 de agosto de 1270.-
SAN JOSÉ DE CALASANZ. Nació de familia noble en Peralta de la Sal, provincia de Huesca en España, el año 1557. Hizo estudios medios y superiores en varios centros y, madurada su vocación, se ordenó de sacerdote en 1583. Estuvo sucesivamente al servicio de los obispos de Barbastro y Lérida y del cabildo de Urgel. El año 1592 marchó a Roma, donde se dedicó a instruir a los niños pobres y abandonados del Trastévere. En 1617 fundó la Congregación Paulina de Clérigos Regulares Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías, que Gregorio XV elevó a Orden Religiosa en 1621 con el nombre actual de Orden de las Escuelas Pías (Escolapios), para la formación de los niños y de los jóvenes en el amor y la sabiduría del Evangelio. Proclamó el derecho a la educación de todos los niños y luchó por ella, siendo perseguido por este motivo y teniendo que sufrir mucho, hasta las calumnias de los envidiosos. Murió en Roma el 25 de agosto de 1648.
Mateo 23, 27-32: llamada a ser sinceros.
En aquel tiempo, Jesús dijo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, pues sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen bonitos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia! Así también vosotros, por fuera aparecéis justos ante los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, porque edificáis los sepulcros de los profetas y adornáis los monumentos de los justos, y decís: ‘Si nosotros hubiéramos vivido en el tiempo de nuestros padres, no habríamos tenido parte con ellos en la sangre de los profetas!’. Con lo cual atestiguáis contra vosotros mismos que sois hijos de los que mataron a los profetas. ¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!».
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MI COMENTARIO
1. Sinceros con Dios. Él nos conoce. No podemos ocultar nuestras miserias y pecados. Reconocerlas, pedirle perdón y levantarnos, llevando una vida santa.
2. Sinceros con los demás: no ocultemos nada. No llevemos vida doble.
3. Sinceros con nosotros mismos: esto nos dará mucha paz en la conciencia.
Vivamos en la verdad. Defendamos la verdad. Les mando la bendición de Dios, P. Antonio Rivero, L.C.