JUEVES 2 DE ABRIL, JUAN 8, 51-59: En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: «En verdad, en verdad os digo: si alguno guarda mi Palabra, no verá la muerte jamás». Le dijeron los judíos: «Ahora estamos seguros de que tienes un demonio. Abraham murió, y también los profetas; y tú dices: ‘Si alguno guarda mi Palabra, no probará la muerte jamás’. ¿Eres tú acaso más grande que nuestro padre Abraham, que murió? También los profetas murieron. ¿Por quién te tienes a ti mismo?». Jesús respondió: «Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada; es mi Padre quien me glorifica, de quien vosotros decís: ‘Él es nuestro Dios’, y sin embargo no le conocéis, yo sí que le conozco, y si dijera que no le conozco, sería un mentiroso como vosotros. Pero yo le conozco, y guardo su Palabra. Vuestro padre Abraham se regocijó pensando en ver mi día; lo vio y se alegró». Entonces los judíos le dijeron: «¿Aún no tienes cincuenta años y has visto a Abraham?». Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: antes de que Abraham existiera, Yo Soy». Entonces tomaron piedras para tirárselas; pero Jesús se ocultó y salió del Templo.
______________________________
MI COMENTARIO
Ante Jesús no cabe otra actitud: o con Él o contra Él. Estos judíos toman piedras para apedrear a Jesús. ¿Por qué?
1. ¿Cuál es el motivo por el que quieren estos judíos acabar con Jesús, apedrearle, cuando Jesús es el hombre más bueno de la historia? San Juan nos dijo al inicio de su evangelio: “Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron”. ¡Rechazan a Jesús hasta llevarlo a la muerte, como veremos en estos días de Semana Santa! Tantos siglos esperando el Mesías, y ahora que lo tienen ahí, ¿por qué no lo aceptan? No se esperaban un Mesías así. Lo querían más apoteósico y guerrero y violento y cruel. Sigue la polémica contra Jesús. No le entienden, les molesta, les desinstala.
2. Ayer la clave era LA LIBERTAD y nos preguntábamos de qué esclavitudes y pecados tendrá que liberarnos Cristo en esta Pascua. Hoy la clave es la VIDA: “Los que creen en Jesús tendrán vida en plenitud y no conocerán lo que es morir para siempre”. Pero no habla de la vida física o del cuerpo, sino de la vida del alma. Y para eso pide tres cosas Jesús:
a) Escuchar su Palabra: en los santos Evangelios, en la voz de la Iglesia, en las circunstancias que Dios permite en nuestra historia. Ahora también nos habla a través de esta pandemia. ¿Escucho su Palabra con oídos bien destapados? ¿O soy sordo a su Palabra? En estos días de pandemia dediquemos más tiempo a leer la Palabra.
b) Meditar su Palabra: significa rumiarla, dar vueltas a su Palabra en lo profundo de nuestro corazón hasta dejarnos transformar por ella. Debemos ser hombres contemplativos, y no dejarnos aturdir por tantas voces que nos quieren distraer de la Palabra de Dios.
c) Cumplir su Palabra: para que esa Palabra se encarne en nosotros y seamos Palabra viva y ambulante de Cristo con nuestro ejemplo. Cuestión de coherencia.
3. Demos gracias a Dios de que creemos en Jesús, lo queremos defender, lo seguimos. Y en esta Semana Santa estemos a su lado, agradeciendo su amor y entrega. Y prometámosle seguirle cueste lo que cueste.
Les mando a cada uno de ustedes la bendición de Dios, P. Antonio Rivero, L.C.