Martes 19 de mayo
EVANGELIO MARTES 19 DE MAYO, JUAN 16, 5-11: En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «Pero ahora me voy a Aquel que me ha enviado, y ninguno de vosotros me pregunta: ‘¿Adónde vas?’. Sino que por haberos dicho esto vuestros corazones se han llenado de tristeza. Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito; pero si me voy, os lo enviaré: y cuando Él venga, convencerá al mundo en lo referente al pecado, en lo referente a la justicia y en lo referente al juicio; en lo referente al pecado, porque no creen en mí; en lo referente a la justicia porque me voy al Padre, y ya no me veréis; en lo referente al juicio, porque el Príncipe de este mundo está juzgado»
___________________________
MI COMENTARIO
Cristo nos está preparando para recibir al Espíritu Santo, el don del Padre y del Hijo, el mejor regalo de Cristo resucitado. ¿Cuál es la misión del Espíritu Santo en nuestras vidas? Lo ha ido diciendo Jesús en este discurso de la Última Cena recogido por Juan en estos capítulos 15, 16 y 17. Resumamos la misión del Espíritu Santo.
1. Ya habíamos explicado el otro día que el Espíritu Santo es Consuelo en nuestras tristezas. Quien más quien menos atravesamos en nuestra vida por momentos duros y difíciles que nos duelen. ¿A quién acudir? Invoquemos al Espíritu Santo, que habita en nuestras almas y Él nos dará el Consuelo de Dios. Los apóstoles estaban tristes porque Jesús se está despidiendo de ellos, antes de subir al cielo y sentarse a la derecha del Padre. Ya cumplió su misión en esta tierra. Ahora se quedará con nosotros con la presencia sacramental, invisible, pero real. Y será el Espíritu Santo el que nos dará el Consuelo.
2. El Espíritu Santo también es Abogado defensor de nuestras almas. Él nos defenderá en nuestra lucha contra el mal, contra el enemigo de nuestras almas, que es Satanás, contra nuestras pasiones desordenadas que habitan dentro de nosotros, como residuos del pecado original, con el que todos nacemos. Ahí está Él, si lo invocamos, y nos defenderá y nos dará el coraje para decir “no, a todas las tretas de ese gran enemigo”.
3. El Espíritu Santo será Luz para nuestra conciencia para descubrir lo que está bien y lo que está mal, lo que viene del buen espíritu y lo que viene del mal espíritu.
4. Y finalmente es el Maestro interior que nos irá explicando todo lo que Jesús nos ha dicho y está escondido en los santos evangelios. Nos enseñará todo, para que después sepamos defender a Cristo a quienes nos pidan razones de nuestra fe, sin tener miedo ni cobardía.
Consuelo, Abogado, Luz, Maestro…Aprovecemos al Espíritu Santo. Que no sea el gran desconocido como escribió el padre Antonio Royo Marín, dominico. Preparémonos para la gran fiesta de Pentecostés que será en dos domingos. Y siempre al lado de la Virgen Santísima, que al igual que preparó a los apóstoles de su Hijo, también nos preparará a nosotros. Les mando a cada uno la bendición de Dios, P. Antonio Rivero, L.C.