Viernes 19 de junio, Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús
RESUMEN EVANGELIO VIERNES 19 DE JUNIO, SOLEMNIDAD DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, MATEO 11, 25-30: En aquel tiempo, tomando Jesús la palabra, dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
»Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera».
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MI COMENTARIO
¿A qué nos invita esta Solemnidad tan querida y apreciada por la Iglesia y por nuestro pueblo santo?
1. ¡Cómo me acuerdo de cuando yo era niño en mi pueblo! La devoción al Sagrado Corazón de Jesús era muy importante. Primero, cada día del mes rezábamos en la iglesia el rosario y una oración dedicada al Corazón de Jesús. Después, la novena, donde se intensificaba esa devoción. Y el día del Sagrado Corazón, misa solemne y procesión por el pueblo con la imagen del Sagrado Corazón. Y como en mi pueblo, en tantísimos pueblos.
2. El núcleo de esta devoción está aquí: EN EL AMOR DE DIOS MANIFESTADO EN EL CORAZÓN DE JESÚS. Pero un amor que hoy pide tres cosas:
a) Contemplarlo y meternos en ese corazón abierto. Ha sido Jesús quien nos ha invitado a acercarnos a Él: “Vengan a Mí”.
b) Consolarlo, porque nuestros pecados le han ofendido mucho. Así se lo dijo a la gran santa íntima y confidente del Sagrado Corazón, santa Margarita María de Alacoque. Consolarlo implica también reparar ese Corazón de Jesús, con pequeños gestos, sacrificios.
c) Imitarlo en estas dos virtudes, principalmente: la humildad y la mansedumbre.
3. Que cada uno de nosotros se acerque al Corazón de Jesús y le ofrezca un beso, un abrazo y un propósito que le consuele.
Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío. Mando a cada uno de ustedes la bendición de Dios, P. Antonio Rivero, L.C.
