VIERNES 15 DE ENERO
RESUMEN DEL EVANGELIO, VIERNES 15 DE ENERO.
FIESTA DEL CRISTO NEGRO DE ESQUIPULAS EN GUATEMALA
El Cristo de Esquipulas es una imagen de Jesús Crucificado venerada por millones de fieles de Centroamérica que se encuentra en la Basílica de Esquipulas en la ciudad del mismo nombre en Guatemala, distante a 222 km de la Ciudad de Guatemala. El Cristo Negro de Esquipulas es la representación de un hombre muerto, cubierto de sangre. La encarnación no es igual en todo el cuerpo, sino manchada y salpicada de sangre coagulada y con rasgaduras en la piel, para hacer patente el estado lastimoso como quedó el cuerpo de Jesucristo. Les invito a escuchar hoy especialmente la grabación de mi amigo Nery Martínez, guatemalteco, donde nos narra un poco de la veneración y devoción al Cristo negro de Esquipulas.
Marcos 2, 1-12: curación de un paralítico.
Entró de nuevo en Cafarnaum; al poco tiempo había corrido la voz de que estaba en casa. Se agolparon tantos que ni siquiera ante la puerta había ya sitio, y Él les anunciaba la Palabra.
Y le vienen a traer a un paralítico llevado entre cuatro. Al no poder presentárselo a causa de la multitud, abrieron el techo encima de donde Él estaba y, a través de la abertura que hicieron, descolgaron la camilla donde yacía el paralítico. Viendo Jesús la fe de ellos, dice al paralítico: «Hijo, tus pecados te son perdonados».
Estaban allí sentados algunos escribas que pensaban en sus corazones: «¿Por qué éste habla así? Está blasfemando. ¿Quién puede perdonar pecados, sino Dios sólo?». Pero, al instante, conociendo Jesús en su espíritu lo que ellos pensaban en su interior, les dice: «¿Por qué pensáis así en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: ‘Tus pecados te son perdonados’, o decir: ‘Levántate, toma tu camilla y anda?’ Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados -dice al paralítico-: ‘A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa’».
Se levantó y, al instante, tomando la camilla, salió a la vista de todos, de modo que quedaban todos asombrados y glorificaban a Dios, diciendo: «Jamás vimos cosa parecida».
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MI COMENTARIO
Veamos los personajes, para aprender de ellos.
1. El paralítico: a los ojos de los hombres, hombre inútil, enfermo, sin perspectiva en la vida, hundido tal vez en la depresión. Pero supo superar su situación con una fe y confianza inmensa en Jesús, de quien habría oído hablar. Y pidió a sus amigos que lo llevaran en una camilla hasta donde estaba Jesús. Y gracias a esa fe y confianza consiguió la curación integral, cuerpo y alma. Era paralítico de alma y cuerpo. Por eso Jesús le curó primero el alma, perdonándole los pecados. Y después el cuerpo. Y terminó hombre nuevo. Resucitó su ilusión, su alegría de vivir y regresó a su casa, llevando la camilla, símbolo de que había sido curado y que guardaría en su casa en señal del milagro. ¿No estaré yo un tanto paralítico y por eso no me muevo en la vida, ni lucho ni me esfuerzo ni progreso en mi fe y amor a Dios, y estoy sentado en mi pereza, desidia, inconformismo, tristeza, depresión? ¿A qué espero para ir a Jesús?
2. Los amigos que le llevaban en la camilla: ¡qué gesto de caridad! Se ofrecieron con gusto para llevarle hasta Jesús. Y tuvieron una caridad ingeniosa. Como no podían entrar por la puerta, debido a tanta multitud, se subieron al techo y de ahí lo bajaron hasta ponerlo delante de Cristo. ¡Qué espectáculo de fe y caridad! Si eres paralítico, pide que te lleven a Jesús. Él te está esperando para curarte. Si estás sano, ¿a qué esperas para llevar a alguien paralítico a donde está Jesús?
3. Jesús al ver la fe de esos amigos y la confianza del paralítico se conmovió y le ofreció el perdón de los pecado, causa sin duda de su mal. Jesús es Médico de cuerpos y de almas. Lo cura y lo manda restablecido a su casa, provocando el asombro en todos, que daban gloria a Dios, menos los escribas criticones y paralíticos en su alma, en sus sentimientos, en sus afectos. Siempre tienen que estropear las maravillas de Dios estos tipos que no se abrían a Jesús.
Pidamos al Cristo de Esquipulas que nos conceda la gracia de sanar en el cuerpo y en el alma. Y pidámosle con fe que termine ya la pandemia del coronavirus, para que podamos ya regresar a nuestra vida normal, después de haber aprendido esta lección que Dios nos ha dado. Con mi bendición, P. Antonio Rivero, L.C.