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Evangelio 10 Febrero |Limpiemos nuestro interior

MIÉRCOLES 10 DE FEBRERO

RESUMEN DEL EVANGELIO, MIÉRCOLES 10 DE FEBRERO
SANTA ESCOLÁSTICA (SIGLO V-VI), HEMANA DE SAN BENITO, FUNDADOR DE LOS BENEDICTINOS, Y ELLA MISMA BENEDICTINA, SIGUIENDO A SU HERMANO. EL LEMA DE LOS BENEDICTINOS ES: ORA Y TRABAJA.

Marcos 7, 14-23: limpiemos nuestro interior.
En aquel tiempo, Jesús llamó a la gente y les dijo: «Oídme todos y entended. Nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda contaminarle; sino lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre. Quien tenga oídos para oír, que oiga».

Y cuando, apartándose de la gente, entró en casa, sus discípulos le preguntaban sobre la parábola. Él les dijo: «¿Así que también vosotros estáis sin inteligencia? ¿No comprendéis que todo lo que de fuera entra en el hombre no puede contaminarle, pues no entra en su corazón, sino en el vientre y va a parar al excusado?» —así declaraba puros todos los alimentos—. Y decía: «Lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre. Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen las intenciones malas: fornicaciones, robos, asesinatos, adulterios, avaricias, maldades, fraude, libertinaje, envidia, injuria, insolencia, insensatez. Todas estas perversidades salen de dentro y contaminan al hombre».
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MI COMENTARIO

1. Los fariseos no es que fueran malas personas. Eran piadosos, cumplidores de la ley. Pero habían caído en un legalismo exagerado e intolerante y, llevados de su devoción y de su deseo de agradar a Dios en todo, daban prioridad a lo externo, al cumplimiento escrupuloso de mil detalles, descuidando a veces lo más importante. Ayer era la cuestión de si se levaban las manos o no. Hoy el comentario de Jesús continúa refiriéndose al tema de lo que se puede comer y lo que no, lo que se considera puro o no en cuestión de comidas. La carne de cerdo, por ejemplo, es considerada impura por los judíos y por otras culturas.
2. La enseñanza de Jesús, expresada con un lenguaje muy llano y expresivo, es que lo importante no es lo entra en la boca, sino lo que sale de ella. Lo que hace buenas o malas las cosas es lo que brota del corazón del hombre, la buena intención o la malicia interior. Los alimentos o en general las cosas de fuera tienen una importancia mucho más relativa.
3. El defecto de los fariseos puede ser precisamente el defecto de las personas piadosas, deseosas de perfección, que a veces por escrúpulos y otras por su tendencia a refugiarse en lo concreto, pierden de vista la importancia de las actitudes interiores, que son las que dan sentido a los actos exteriores. O sea, puede ser nuestro defecto. Dar, por ejemplo, más importancia a una norma pensada por los hombres que a la caridad o a la misericordia, dar más importancia a la ley que a la persona. Por eso Jesús hoy nos invita a revisar las intenciones profundas de nuestro corazón. Ojalá que nuestro corazón esté revestido de bondad, misericordia, paciencia, sinceridad, honestidad…para que después todo lo que hagamos sea reflejo de ese interior limpio. Quitémonos esas actitudes de hipocresía, orgullo, vanidad, desprecio, envidia, desenfreno…que tanto desagradan a Dios y tanto mal hacen al prójimo.

Santa Escolástica nos da ejemplo de todo esto. Mujer dada a la oración, a la penitencia, cuyo gran deseo era ser santa. Y supo entender que la santidad era dejarse transformar interiormente por Dios, ofreciéndole su vida, sus alegrías y tristezas, salud y enfermedad, su trabajo, su oración. Y esa santidad pasaba también por el amor a los demás. ¿De qué sirve tanto rezo si después maltratamos al prójimo? Revisemos hoy nuestro corazón. Les mando a cada uno la bendición de Dios, P. Antonio Rivero, L.C.