Share

Evangelio 1 Junio | Den al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios

MARTES 1 DE JUNIO

RESUMEN DEL EVANGELIO, MARTES 1 DE JUNIO

Marcos 12, 13-17: En aquel tiempo, enviaron a Jesús algunos fariseos y herodianos, para cazarle en alguna palabra. Vienen y le dicen: «Maestro, sabemos que eres veraz y que no te importa por nadie, porque no miras la condición de las personas, sino que enseñas con franqueza el camino de Dios: ¿Es lícito pagar tributo al César o no? ¿Pagamos o dejamos de pagar?».

Mas Él, dándose cuenta de su hipocresía, les dijo: «¿Por qué me tentáis? Traedme un denario, que lo vea». Se lo trajeron y les dice: «¿De quién es esta imagen y la inscripción?». Ellos le dijeron: «Del César». Jesús les dijo: «Lo del César, devolvédselo al César, y lo de Dios, a Dios». Y se maravillaban de Él.
______________________________
MI COMENTARIO

¿Qué significa: “Den al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”?

1. Fariseos y partidarios del rey Herodes quisieron tenderle una trampa a Jesús: “¿hay que pagar el tributo al César o no?”. Si decía que sí, se enemistaba con el pueblo judío que ya estaba harto de ser tiranizado por los romanos. Si decía que no, los romanos de acusarían de revolucionario, y sabe Dios a dónde le meterían preso a Jesús. Pero Jesús, inteligente como él solo, supo con elegancia responder por la tangente: “Den al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. A veces, ante preguntas de economía o política, o cuando veía que sus interlocutores no eran sinceros, prefería no contestar o lo hacía a su vez con otras preguntas. Aquí ni afirma ni niega lo de los tributos, sino que les da una lección sobre cómo deben conjugarse lo político y lo religioso.
2. Es bueno distinguir los planos. Los judíos tenían la tendencia a confundir lo político con lo religioso. Identificaban la salvación espiritual con la política o la económica. Sus mismos apóstoles así pensaban sobre el Mesías. Y Jesús tuvo que corregirles, llevándolos a la concepción correcta del mesianismo.
3. De acuerdo que el César es autónomo, y por eso Cristo pagará a su tiempo el tributo. Pero Dios es el que nos ofrece los valores fundamentales, los absolutos. La efigie de Dios que le mostraron en la moneda es más importante que la del emperador. Jesús no niega lo humano: “Den al César lo que es del César”, pero lo relativiza: “Den a Dios lo que es de Dios”. No es bueno ni servirse de lo religioso para los intereses político, ni de lo político para los religiosos. No se trata de sacralizarlo todo en aras de la fe. Pero tampoco de olvidar los valores éticos y cristianos en aras de un supuesto progreso ajeno al plan de Dios, como hoy estamos viendo en tantos gobiernos: leyes del aborto, de la eutanasia, aceptación de la ideología del género, incluso enseñando obligatoriamente en las escuelas dicha ideología. Un cristiano es, por una parte, ciudadano pleno, comprometido en los varios niveles de la vida económica, profesional y política. Pero es también un creyente, y en su escala de valores, sobre todo en casos de conflicto, da preeminencia a las cosas de Dios. Y no venderá su alma a esos impostores que le prometen el oro y el moro. Hay que equilibrar estos dos niveles, como nos enseña la doctrina social de la Iglesia, mediante una síntesis madura entre los dos campos.

Hoy la lección de Jesús no es fácil. Pero Él nos dará la fuerza para que seamos coherentes con nuestra fe. Hagamos todo para agradar a Dios y no a los hombres. Y si esto nos exigiera el martirio por defender a Dios, deberíamos estar dispuestos, como tantos santos: Tomas Moro, y tantos más. Les mando la bendición de Dios, P. Antonio Rivero, L.C.